Ya no hay molino que mueva
el agua del río.
Y la nieve se amontona
y resbala a las bajuras.
Y las nubes andan locas
y los ríos se desbordan,
y el sol se siente afligido
por la falta de respeto.
El Místico y el Suicida,
no son dos que solo es uno.
Ya no es inútil la huida
aunque se vuelva siempre.
Y el de aquí no se va nadie,
se transforma y solo queda
el halo que espera otra venida
y volvemos todos por las bambalinas.
Y el agua dulce se va
a perderse en la salmuera
donde tantos inocentes
dejan la vida en ella.
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