No inventó volar el hombre
que ya estaba inventado.
No inventó soñar
aunque viva soñando.
Ni el poeta la poesía
que no sabe de donde le viene.
Nadie sabe teología
por mucho que haya estudiado.
Y en este mundo tampoco
lo saben todo los sabios.
Y así sucesivamente,
vamos de engañoenengaño,
cuando todo lo que somos
sea todo lo que debamos
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