LA CASA DIVINA

Y no pasa na, pero la memoria está en el archivo, y las palabras cambian de sentido aquí donde el tiempo es como las palabras para estudiar, observar, aprender con humildad. Divina palabra la humildad, después del amor la humildad, humildad y amor, en la evolución, sin rencor para sanar lo que aquí paseó y que no pase más que sana el perdón si acepta la humildad, que la sabiduría es perdón y la humildad. No es baja autoestima, es evolución coherencia, servicio a la inteligencia suprema por encima del bien y del mal la casa es la fuente de toda la humanidad y todos los seres del reino natural construyendo un puente sin darle importancia al tiempo real, que todo es perfecto sabiendo buscar la verdad infinita siempre más allá, que no la hallarás mientras dure tu tiempo y la felicidad la irás construyendo en la evolución de tu ser interno donde el yo supremo tiene facultad de todas las materias que quieras estudiar. Que todo lo de todos en un ser está, que lo que es arriba abajo está y en esa fusión se irradia la verdad que, dentro de ti están los demás en tu corazón la paz brillará, buscando en la memoria la causa que genera tu estado actual. Bebes demasiado alcohol, demasiado, antes vicio, ahora enfermedad. Cambiamos demasiado por culpa y disculpa. No puedo, dice el ego, yo, no puedo, fuera culpa, pero hay culpa. No, no hay culpa. Me ha tocado esta mierda de vida, seguiré bebiendo. Nooo...que sí, que no. No hay dos. Si el del espejo. El del espejo solo bebe si bebo yo. Los amigos, pero si no tengo. Ya busqué ayuda y no me sirvió. Esa no es tu forma, a ti eso no te sirve. Pues busca otra forma. ¡Vaya parloteo! Voy a tumbarme al sol. Mira que me parece azul, y hay un tubo transparente entre el azul y yo. No hay culpa, hay causa. ¿Esa voz? Pero si no hay nadie más que yo. Yo, yo yo. Del yo al nosotros no hay nada. Sí quiero, sí puedo porque sí puedo. Doy gracias al sol y al cielo aunque no sepa por qué. A sí, por la fe, por hacerme creer en mí y que voy a cumplir mi sueño.

03/03/1937 - 17/03/1966

Me marché ignorando, como todos.
Que la escuela de la vida es imperfecta.
Trabajé mucho para poco y no me importa.
Desde aquí en mi obra me recreo.

Dividida y ultrajada para otros,
pero el odio ni me puede ni me vence
y confío en aquellos que la admiran
y comprenden el esfuerzo de aquel genio.

Aquel genio que invadió mi vida entera
y me dio la locura y los pinceles.
La afición por los sellos y las monedas.
En la aguja la cordura me mantiene.

Desde aquí, donde no existe el espacio
y el tiempo es el que siempre ausente,
en el juego de la vida del artista
donde solo se pierde eternamente.

En los versos no escritos me complazco
que otros en mi nombre escribirán.
Que el arte y el amor es un duende,
patrimonio de esta triste humanidad.

Desde el plano del ser y del no ser
el sueño del que duerme es semejante.
Que cada cual le llame como quiera
sin nombre es la ausencia permanente.

En el fondo del hombre del universo,
y no importa todo aquello que perdió.
El que busca va encontrando poco a poco
en su camino la verdad por el amor.