jueves, 18 de junio de 2009

SIN CONTENIDO

Desnuda mi mente. Atrapada en un sinfín de cosas tan serias como inútiles, no tengo tiempo para escribir, ni para trabajar, porque lo pierdo aprendiendo lo que no quiero aprender.

Con el guerrero disparao, siendo la paz mi pasión. Los aires de libertad, no están en esta prisión de barrotes invisibles. Este barco sin timón, es el planeta afligido por la carga de ignorancia, que manda más que el amor, que hay en la fe y la esperanza del espíritu de Dios.

martes, 9 de junio de 2009

TOY EN BLANCO

En blanco, como el recuadro que tengo delante. Voy a darle un golpe de uña a LA CASA DE LOS ESPÍRITUS, de Isabel Allende, por lo del humor negro de lo de encontrar la cabeza de la madre en un campo de cebollas ¿Qué tendrán las cebollas que una niña en lugar de escuchar lo que a ella le parecían tonterías, en el colegio, se pasaba el tiempo pensando que la vida era como las capas de la cebolla. Y eran las cebollas, las que alimentaban a la madre del hijo de Miguel Hernádez para amamantarle en su corta vida, mientras su padre penaba por causas ajenas.
En la página 420 dice: Mejor destinamos ese dinero a comprar los medios de comunicación. Así podremos manejar a la opinión pública, que es lo único que cuenta en realidad.
¡Eso es una locura! ¡Lo primero que harán los marxistas será acabar con la libertad de prensa! dijeron varias voces al unísono. -créanme, caballeros -replicó el senador Trueba-. Yo conozco a este país. Nunca acabarán con la libertad de prensa. Por lo demás, está en su programa de gobierno, ha jurado respetar las libertades democráticas. Lo cazaremos en su propia trampa.
El senador Trueba tenía razón. No pudieron sobornar a los parlamentarios y en el plazo estipulado por la ley la izquierda asumió tranquilamente el poder. Y entonces la derecha comenzó a juntar odio.

En este trocito de página, donde mi mente se ha puesto en movimiento, pienso yo, que he conocido gente de derechas muy respetable, qué pensarán ahora de todo lo que está pasando en el viejo continente. ¡vaya kachacho!