Las flores muertas en el cementerio,
pasarán a la historia como todo.
Que lo que importa no está allí.
Verdaderas flores en el corazón.
La luz, la vida permanece.
Libre ya de la materia que limita.
Vuela invisible como el viento,
y deja el vacio a los demás.
Sin entender éstos su andadura,
hasta que a que a cada uno le llegue su momento.
Y deje la envoltura inanimada.
Sin saber porque se siente miedo.
Sin espacio los restos se reciclan,
vuelan con la vida que tuvieron,
pero ellos si se desintegran,
mientras la luz se funde con la luz.
El dulce sueño eterno.
La vida es caprichosa,
y quiso tener cuerpo.
Inventó tiempo y espacio.
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