Una fiesta más para los políticos, un aburrimiento para los que tenemos que soportarlos sin ir a verlos. Los tenemos a la hora de comer, de cenar, y en el desayuno porque no ponemos la tele.
Qué asco dan los mítines políticos. Y encima les votamos por ello.
¿Es que para vendernos la burra hacen falta festejos? De eso no nos libramos ni en los ayuntamientos, que siguen la norma tradicional de...al pueblo dale pan y circo y harás con el lo que quieras.
El pueblo está sangrando y pagando sus fiestas.
España sangrando, ni duerme, ni come.
Que voten de verdad, sin que medien religiones. Y el que no quiera votar, lo haga sin coacciones.
Y las banderas como sábanas entre cuñadas por herencias.
Parece que estamos en los ochenta del siglo pasado, con las banderas y los abortos.
La Iglesia ya no marea con los catecismos, pero marea ¡Vaya que si marea! Marea y malea. No hay más que ver el gobierno que tenemos, o mejor dicho, los gobiernos. Para ellos las fiestorras, para el pueblo los festejos. Y que vaya atrabajar por la comida y sin techo.
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