Aunque cansadas mis manos,
se esfuerzan por trabajar.
Y yo siempre las animo
aunque cansadas están.
Siempre mi cuerpo me escucha,
cuando sus fuerzas menguadas,
esperan de mí respuestas,
que mi espíritu les manda.
Que es en él donde yo busco,
cuando las fuerzas me fallan,
el poder de lo infinito,
es la fuerza de las almas.
De mi pequeño universo,
al Universo de de todos.
Dulce energía en los pensamientos.
La calma en el rostro.
Y el rostro proyecta
la salud que manda
la fuente de amor.
El espíritu sana.
Sana el que confía,
y en su confianza
pide sin temor y
da en abundancia.
Pedir sin temor
con fe y esperanza.
Lo que no funciona,
confianza reclama.
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