Salamanca es un pozo ciego,
que se sabe que está.
Por encima se pasea la hipocresía,
la ignorancia y la indignación.
Ahí no solo defeca Castilla León,
sino que se vuelve a la reconquista
como ocurrió en otro tiempo,
donde el infierno se fraguó.
Y el rescoldo sigue ahí,
queriendo meter miedo.
Lo que es no parece.
Lo que parece no es.
Salamanca cambalache,
fingiendo eres la mejor.
Cuando no cuela
el sufrimiento para ganar el cielo,
lo importante es obedecer
a los poderes fácticos.
Antes con los sacramento,
que aún se usan como único remedio.
Cuando la vida es eterna,
y solo hace falta luz para verlo.
Al sufrimiento hay que dejarle
la puerta abierta,
no retenerlo.
La indefensión es, cobardía y miedo.
Salamanca es bella por fuera
y oscura por dentro.
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