No sé por qué cuesta tanto cortar una relación que no tiene ni pies ni cabeza, solo por no dar marcha atrás en una trayectoria equivocada.
A mi madre la conquistó por mi causa, y le iba sacando poco a poco las cosas que le gustaban, y ya todo eso me hacía sentir incapaz de dar marcha atrás.
Un día, vino Maruja con Pepe a buscar unos corderos, y le conté lo que me pasaba, un poco por encima, con miedo y timidez.
Maruja es muy habilidosa para entender este tipo de cosas, y hace que te abras y confíes hasta dar con la causa que produce el efecto. Ella me dio las claves para cortar de forma elegante y sin dejar que nos lastimara el hecho, por la presión social del pueblo.
Juana intentó el chantaje emocional, que se le daba muy bien, pero yo estaba muy bien preparado para el enviste, y el bombazo se quedó en un poco de humo.
Lo que se llevó no volvió, pero me dijo Maruja <
Mi ilusión por tener hijos se ha desvanecido y ha dado paso a la esperanza por ver caer el mundo de las burbujas que producen tanta injusticia y tanta violencia. Quizá entonces resuciten estos pueblos donde la comida y lo más elemental para la vida no falta ¡Que pronto los desheredados de la tierra alcancen nuestro medio estar!
Aquí sabemos de austeridad, y la apariencia por la opulencia está pasando de moda, no la necesitamos. Nuestro medio estar puede alcanzar el bien estar, que para nosotros ya es, porque estamos acostumbrados a la austeridad y a la lucha contra los elementos en el camino de recuperación de lo auténtico.
Lo que es, no puede dejar de ser, lo que no es, no puede llegar a ser. Este es un principio real.
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