Rezar es algo que siempre he hecho, y si después de más de seis décadas en este mundo, lo sigo haciendo, es porque me funciona.
Con la experiencia, he aprendido a confiar más en Dios que en los hombres.
Cuando las cosas no tienen arreglo, no nos queda más remedio que... ¡Pedid y se os dará!
Yo rezo sola, porque lo demás no me parece rezar. Pero sé que mis rezos no pueden ser más que una gota de agua en el mar. Por eso he decidido poner algunos de mis rezos aquí.
Porque la plaga de langostas que maneja los hilos de nuestras vidas, son difíciles de ablandar, pues aunque vayan a misa no creen en Dios.
Por eso rezo por mí, los míos, por los desheredados de la Tierra, los pobres, los afligidos, los ancianos, los desesperados y los niños.
Para todos pido, salud, alimento, amor, justicia, paz, armonía, alegría, felicidad, buena compañía, luz, esperanza, perdón, orden, sosiego, entendimiento, medios para la alegría de vivir.
Por ello, doy gracias, y pido y doy gracias por nuestros difuntos.
Rezo a Dios en cualquiera de sus formas, o a los dioses de cada forma. Desde mi interior al exterior. La energía fluye y refluye.
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