lunes, 20 de octubre de 2014

ÉL

Alabo a Dios que me protege,
y me da la fuerza en su energía.
Está al principio y al final,
y allí donde no hay salida.

Me enfadé con el Dios que me enseñaron.
Comencé a buscarlo por mi cuenta.
Olvidé la confusión de mi pasado.
Escuché la voz de mi conciencia.

En esa realidad me amparo.
Buscar la verdad es mi vida.
Al final el vuelo de mi alma,
ha de ser la verdad conseguida.

Alabo a Dios porque me ampara,
da igual el nombre que le demos.
Al fin  es la fuerza que nos mueve,
y la llevamos dentro de nosotros.

Y fuera está en el infinito,
el todo de las partes que integra.
El bien y el mal en paralelo.
La justicia sobre ruedas.

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