Puedo decidir y decido
escribir una miaja pensamiento,
que mi pluma no alcanza al vuelo
la velocidad de mi pensamiento.
¿Quien sabe si habrá memoria y tiempo?
de plasmar en letras mi historia
para que no se repitan nunca
historias de tan poca utilidad.
Volé cuanto pude volar,
sin lamentar altos vuelos.
Aprendí a querer el suelo
a la orden de mi cielo.
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