Perdidos por el mundo, huérfanos.
Que vuestra soledad es huérfana.
Huérfano el dolor y la esperanza.
Horfandad de sueños sin alas.
Pegados al barro buscáis,
lo que sabéis no vais a encontrar,
que os devuelvan la vida perdida,
y ni siquiera os dejan en paz.
Con padres o sin padres, huérfanos.
Esclavos de la hipocresía y la maldad.
Los que os rompieron la vida
¿con qué vida la van apagar?
Desde mi impotencia pido,
amor para los niños esclavos.
Esclavos de la cobardía,
tiranía de avaros.
Han de cargar vuestra cruz.
Han de sentir vuestros daños.
Han de sentir vuestro infierno.
Han de cargar con su engaño.
Que vuestra soledad es huérfana.
Y el dolor y los fracasos,
que os perdieron por el mundo,
y han de marcar vuestros pasos.
Horfandad y soledad.
Sentimientos compartidos.
Cada cual lleva los propios,
y en el amor van unidos.
No dejéis crecer el odio,
que es el peor enemigo.
Dejad que el cielo proteja.
Creceréis siendo testigos.
Por el mar y por la tierra,
quedarán cuerpos perdidos.
Pero ánimas en el aire,
hasta el sol va vuestro espíritu.
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