viernes, 15 de diciembre de 2017

UN SIGLO MÁS

Mientras el pueblo espera un milagro y aburrido de promesas, los que reparten su suerte, se olvidan de los efectos que provoca su causa. Que sirviendo al poderío, tejen telas de araña contra el pueblo oprimido. Y distraen con sus migajas de apariencias sin sentido, que quiere ser y no puede, honrado y bandido.
Imitando a los que mandan, que parecen y no son, los dadores de la vida. Y nos la meten doblada, apariencia consentida y compartida.
Y como así ha sido siempre, quieren hacernos creer que nada se puede hacer por la justicia, entre mendigos y reyes.
Siendo la sangre roja, el color de los rebeldes. Los rojos de nuestra España, cuarenta años ausentes.
Y veinte siglos mintiendo por causa de otro rebelde, que está esperando justicia, sin reverencias de reyes.
Hará falta un siglo más para ordenar el desastre.
Jesús fue rojo como su sangre. Así es como denominan a quienes intentan imitarle.
Como el cielo no le falta a nadie, el cielo está con los rebeldes que sin causa ni motivo, van a parar a la cárcel.
Rojos por amor, paz y justicia.
Rebelde no es quemar montes, rebelde no es contaminar los mares, rebelde no es asfixiar el espíritu.
Estos rebeldes no arrasan barrios y campos, para hacer negocios, sofocando hermanos.

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