jueves, 28 de junio de 2018

BAUTIZANDO A HOSTIAS

Si hace cuatro décadas tuve mis dudas sobre bautizar, y me vencieron con el entorno hostil que se alinearon. Hoy en pleno siglo XXI, se sigue bautizando sin permiso de la interesada o interesado, de forma masiva. Se sigue la tradición absurda de bautizar a los bebés que no pueden decidir si quieren o no, ser bautizados.
Un viejo pega una torta a un niño de dos años y medio, que no para de llorar porque le han hecho tragar una misa, y además le echan agua en la cabeza, solo a él.¡Cómo no va a llorar! Y además con la hostia que le dio.
Que el viejo diga misa, vale, es lo que ha hecho toda su vida de adulto. Y a mucha gente le gusta. Pero que le lleven a un niño que no quiere ir, es no respetar al niño , y fastidiar al viejo, que bastante tiene con lo que le ha tocado.
Y esto ocurre en Francia que está por encima de los Pirineos.
A los nuestros, que se quejan de estar bautizados sin su consentimiento, por lo menos los bautizaban sin misa, que era más rápido. Y más pequeños ellos, que por lo menos  no eran conscientes del atropello. ¡Claro que no sabemos si fue mejor o peor lo de ser más pequeños!
Creo que en estos tiempos, deberían decir si bautismo sí o no, los propios interesados, a su mayoría de edad. Aunque quizá lo decidieran por la fiesta.
¿Por qué necesitamos disculpas para hacer fiestas?
Ya que necesitamos fiestas, pues hacerlas cuando se sienta la necesidad, si se considera oportuno. Hago una fiesta por necesidad. Y dejar a los niños en paz.

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