Ahí están sus afanes sin concluir.
Las arrugas de sus almas son las mías.
Fin de otoño al comenzar el verano.
Y los que creen lo lejos que le queda,
lo que está ya esperando su turno.
Increíble pero es cierto el declinar.
Trasladarse al pasado les consuela.
A mi me pesa el retroceso
al ver en el jolgorio atontamiento.
Y canta el que espera y alegra
en que su arte dé un alivio a los demás.
Que tal vez consiga el triunfo
de poder alegrar a los de atrás.
Esperando la muerte se contempla
la vida que se quedó sin terminar,
de ser sueño se sueña en más soñar.
Lo que fue, lo que no fue.
Lo que perdió, lo que sufrió.
Ahora pesa en el sufrimiento actual.
Y ver como es lo mismo sin remedio
para aquellos que vienen por detrás.
En las pliegues de la piel escritas,
las penas que no se atreven a contar.
Viendo repetidas las historias.
Ver que no hay forma de arreglar
el error está escrito en el destino
y así la esperanza en la verdad.
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