Dulzura, dulzura, dulzura.
Cuando la cosecha se pierde
en el papo de una bandada de tordos
el trabajo se fue por los aires.
¿Por qué voy a estar triste
si alimenté a tantos seres?
No puedo volar con ellos
pero vuela mi esfuerzo,
y aprendo que no tengo edad.
No tengo edad, y mi cuerpo,
lleva el castigo de tanto esfuerzo.
Aprender a decir no puedo.
Al ver mis árboles sin frutos
pienso en lo poco que pierdo.
Quizá me evitaron un accidente,
con la ilusión de escalar sin poder,
con los dolores de mi cuerpo.
Por la salud siento que no pierdo
los frutos que los pájaros comieron.
Quisiera alimentar humanos hambrientos.
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