En el año 1965, en el pueblo portugués de Aldeia da Ponte, en el distrito de Guarda, yo oía en una emisora de radio a un joven periodista que me entusiasmaba por su autenticidad.
Me había criado en una dictadura, con otra dictadura al lado, sin distinguir muy bien, la diferencia que hay entre una forma y otra.
Yo que creía que la libertad era algo obvio, incuestionable, en una sociedad civilizada, no era consciente de lo que había vivido y viviría después.
José Saramago, era la voz de la conciencia que yo sentía como el Maestro perfecto. El que siempre decía lo que no podían, o no sabían decir los demás.
Hoy el universal JOSÉ SARAMAGO se ha subido al tren del Sol de medio día. 18 de Junio de 2010.
¡Obrigado mestre!
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