Un lobo..., dos loobos..., tres looobos...
con pieles de ovejas que comieron.
Confunden y manejan a las almas,
a aquellas que adoran sus modales.
Caminan por pedrenales de ignorancia.
Odiándose entre ellas por su suerte.
Los manejos de los que hay bajo la piel
contaminan como al hígado aguardiente.
Con odio no se curan las heridas.
Que el odio envenena y crea ampollas.
Bajas pasiones de ovejas por el lobo,
que cobarde no manifiesta lo qué es.
Colmenero de sudores en la siega,
¿quién te conoce en nuestros días?
Llorarás por aquellos que se fueron
creciéndole la vida en tu alegría.
Aquellos que cantaban en la siega
para olvidar los calores en su espalda.
Sabiendo que eran ignorantes
soñaron para sus hijos otras causas.
Cantaron, rieron y lloraron
amaron y odiaron con pasión,
pero fueron consecuentes con su tiempo
y en ignorancia ninguno confió.
Se guardaron de cópulas malvadas,
aunque el torno más de cuatro recibió
y andarán perdidos por ahí
preguntándose: ¿Quién soy yo?
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