Érase una vez un barrio que necesitaba un parque para jugar los niños y pasear los abuelos. Como no había sitio, expropiaron las casas que había allí a vecinos resignados para que el presente de sus hijos y el futuro fuera más saludable, y en ese consuelo de esperanza aliviaron su dolor viendo crecer árboles y volar los pájaros que ahora temen que desaparezcan porque han decidido, los que deciden siempre, lo que es más rentable, (no sabemos para quién, ellos sí lo sabrán), pues ya sabían que había muchos coches y ahora como lo saben quieren cambiar parque por parking. SALAMANCA EN OBRAS, ya estamos acostumbrados a que cuando empiezan, asientan sus instalaches, y cualquier excusa, cualquier estrategia para sembrar la ignorancia en la Ciudad del Saber es que, cuando sabemos, es tarde. Esto es porque, a los políticos, la ley de las incompatibilidades no le prohibe tener negocios ni por activa ni por pasiva, y cuando se plantan en una calle parece que se van quedar de por vida.
Y como los cuentos deben acabar bien, lo dejo aquí para quien quiera lo acabe....
Y como los cuentos deben acabar bien, lo dejo aquí para quien quiera lo acabe....
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