¡Qué bien que podemos celebrar la odisea! Treinta años después, coincidiendo, para bien o para mal, (esperemos que para bien), con el levantamiento de los pueblos oprimidos contra la esclavitud.
Hoy podemos recordar lo bueno y lo malo de aquella convulsión, que nos recordó, un tramo de la historia anterior inmediata.
Su amenaza nos hizo pensar en un nuevo fracaso, en un nuevo retraso.
Al fin, una comedia de dieciocho horas de duración, que terminó bien, como cualquier obra de teatro. Eso fue lo bueno. lo menos bueno es, que treinta años después ¿Sabemos a donde querían ir? ¡Cuando se mueran nos lo dirán!
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