He oído hablar de la ley del sesenta y siete. Sabía que había alguna ventaja para aquellos afiliados a la Seguridad Social antes de ese año.
Olvidé que las antiguas criadas, hoy en el año 2011, después de haber soportado el peso de todas las cargas sociales, aún con el nuevo nombre de empleadas de hogar que se les dio hace unos cuarenta años siguen en el plan especial, que sí que es especial por humillante y rácano.
Aunque haba disminuido esta tarea, sigue siendo tan importante, que si un día decidieran (cosa poco probable) hacer una huelga general, el plan especial no sería el de la Seguridad Social, sino que sería especial en su conjunto.
Toda la vida han estado callando, sufriendo y sabiendo sin que se note nada.
A las empleadas de hogar que comenzaran antes de 1967 a trabajar con doce, catorce o quince años, esa ley no les dice nada, ni a ellas ni a los autónomos del campo. Y digo a ellas porque hasta ahora es casi exclusivo femenino.
Menos mal que a las limpiadoras en el régimen general les cambia un poco el panorama. Aunque atrapadas ahora en grandes empresas establecidas en los últimos veinte años, que algunas bien merecerían una investigación y que el pueblo sepa quién las creó y de quién son.
Nadie imagina lo que sería una huelga total de los servicios de limpieza, que al parecer son esos seres que tan poca importancia tienen en la sociedad. Muy poca gente valora el sagrado oficio de limpiar.
Pero vuelvo al servicio doméstico, donde se ha trabajado las veinticuatro horas del día.
La falta de independencia, viviendo en el lugar de trabajo donde algunos, muchos, empleadores, no permitían más tiempo libre que el de comer, dormir y unas diez horas a la semana en el mejor de los casos. Pues aún los había peores. Evidentemente los había mejores, pero muy poquitos.
¿Ha cambiado algo el Plan Especial de Empleados de Hogar con la reforma de las pensiones? Esperemos que sí.
Olvidé que las antiguas criadas, hoy en el año 2011, después de haber soportado el peso de todas las cargas sociales, aún con el nuevo nombre de empleadas de hogar que se les dio hace unos cuarenta años siguen en el plan especial, que sí que es especial por humillante y rácano.
Aunque haba disminuido esta tarea, sigue siendo tan importante, que si un día decidieran (cosa poco probable) hacer una huelga general, el plan especial no sería el de la Seguridad Social, sino que sería especial en su conjunto.
Toda la vida han estado callando, sufriendo y sabiendo sin que se note nada.
A las empleadas de hogar que comenzaran antes de 1967 a trabajar con doce, catorce o quince años, esa ley no les dice nada, ni a ellas ni a los autónomos del campo. Y digo a ellas porque hasta ahora es casi exclusivo femenino.
Menos mal que a las limpiadoras en el régimen general les cambia un poco el panorama. Aunque atrapadas ahora en grandes empresas establecidas en los últimos veinte años, que algunas bien merecerían una investigación y que el pueblo sepa quién las creó y de quién son.
Nadie imagina lo que sería una huelga total de los servicios de limpieza, que al parecer son esos seres que tan poca importancia tienen en la sociedad. Muy poca gente valora el sagrado oficio de limpiar.
Pero vuelvo al servicio doméstico, donde se ha trabajado las veinticuatro horas del día.
La falta de independencia, viviendo en el lugar de trabajo donde algunos, muchos, empleadores, no permitían más tiempo libre que el de comer, dormir y unas diez horas a la semana en el mejor de los casos. Pues aún los había peores. Evidentemente los había mejores, pero muy poquitos.
¿Ha cambiado algo el Plan Especial de Empleados de Hogar con la reforma de las pensiones? Esperemos que sí.
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