sábado, 10 de agosto de 2013

VACACIONES EN EL CAMPO

Capítulo IV

Llegó el día de las vacaciones y se marcharon al pueblo de Cáceres donde tienen la casa de verano que hicieron en un terreno que les regalaron los abuelos a su padre cuando decidieron que los hijos estaban mejor, cada uno en su casa, y ellos solos, sintiéndoles cerca en sus vacaciones, entrando y saliendo pero sin el agobio de la casa cada vez más llena por el crecimiento familiar.
Lo que antes era un corral para el ganado, ahora eran cuatro viviendas para los hijos y nietos.
También las vacaciones fueron muy especiales con Paula y Bea. No fueron ni un día a la playa, pero se bañaron igual en el río y su arena fina.
Su padre, cuando iban a Salamanca, ayudaba en los trabajos de la huerta, y lo mismo cuando subían Ávila.
Maía, paula y Bea, aprendían lo importante que es La tierra que nos tiene y nos mantiene.En directo veían crecer los alimentos, practicando en las labores.
Aquel cumple, y aquellas vacaciones, no las olvidarían, ser las mejores vividas en los pocos años que tenían.
A pesar de las noticias que llegan de las ciudades y principalmente de Madrid, la gente harta de opresión, (cosas de mayores que parecen niños).
Los viejos cuentan las noticias que ven en la televisión, como si fuera la verdad verdadera, y los padres de Maía le responden que la mitad son como el parte de cuando ellos eran pequeños, medias verdades y medias mentiras para no decir lo que está pasando.
Pero ellas tres disfrutan y aprenden con la esperanza de volver a un mundo mejor.

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