¡Ay! culpas que atormentan la conciencia
de los que cargan contra inocentes.
Entre maldad o ignorancia,
ni poder, ni entendimiento.
La esencia está en el sentir
de los que aspira equilibrio,
y se unen a fuerzas superiores
para entrar en el justo conocimiento.
Dios es la ley que no cambia.
Permanece desde el principio de los tiempos.
Ser o no ser, si hay comprensión,
da igual el nombre que le demos.
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