El dios que todo lo ve.
Esa voz que no se oye.
Ese sentir que revuelve
entre odios los amores.
Ella esta aunque se le niegue,
indicándote el camino.
La que siempre está presente,
ocupando los sentidos.
Y como fiel compañera
en tus dolores te advierte,
que es tu odio tu dolor,
y no el error del que hiere.
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