martes, 2 de agosto de 2016

POR CREPÚSCULOS

Miles de gorriones me acompañan,
al amanecer cuando camino.
Los cuentos que me inventé hace tantos años
para entretener a mi sobrino.
Las bodas que decíamos en la infancia
al ver a los pájaros reunidos.
Todo está escrito en el cielo
hasta el día que morimos.

Tantas clases de aves disfrutan
de los campos solitarios,
de los manjares que encuentran
sin que haya amos y esclavos.
Ajenos van al peligro,
los gorriones volando,
sin temor a ser comida
de los buitres y milanos.

Entre gorriones, tórtolas y palomas
¡Qué cerca está el enemigo!
Están comiendo felices.
Son libres en su destino.
Y volando a ras de tierra
por el campo y sus caminos.
Pardales para los niños.

Los buitres buscando partos.
Si alguna vaca a parido,
que por falta de carroña,
se comen terneros vivos.
Y los gorriones lo saben,
y tantas aves lo han visto.
Si no hay animales muertos,
se comen recién nacidos.

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