martes, 30 de agosto de 2016

ESTE CAMBIO QUE NO CAMBIA

Se fueron los hornos de cal, los tejares, y al fin los molinos con los árboles de la orilla del río.
Quedaron las subvenciones, la despoblación y los baldíos.
Y se van los veraneantes, y con ellos el ruido, volviendo la calma, el silencio y el frío.
Y aquí no pasa nada que no sea sabido.
Pero la ignorancia va por su camino, paralela al saber en el mismo destino.
Se quedan las moreras, salud de los niños, y las dos taladas ¡historia de siglos! su aire y sus moras, su aroma y sus nidos. La ausencia en el aire, contarán los niños.
Por estos lugares recursos perdidos, esperando que llegue quien saque partido de todos los bienes que sufren olvido.

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