Las fiestas se han convertido en paliativos de la infelicidad, en un mundo cada vez más oscuro, más desigual y más violento.
Éstas deberían ser un refuerzo para seguir siendo feliz. Siempre debe haber respeto, pluralidad y armonía.
Las fiestas atraen a la gente, por lo que los servicios, mueven la economía, pero si el negocio está por encima de la fiesta y se la engulle, para soportarla hay dos caminos, uno es, salir corriendo, y otro, quedarse y aguantar el ruido con la mejor cara que puedas.
Si mi libertad comienza donde acaba la tuya, la fiesta terminó. Y si solo queda el negocio, terminará acabando.
Si a los menores no les gusta la fiesta, es que la fiesta no vale la pena. Y esto está claro que está ocurriendo, que la infelicidad induce a los menores a perder el control con los paliativos que ya conocemos.
Las fiestas como la vida, son un barullo, en el que para poderlo arreglar hay que tener libre pensamiento y buscar siempre la verdad que nos mantiene en la libertad auténtica.
¡Las fiestas ya no son lo que eran! Claro, no deben ser lo que eran. Lo malo es que no sean mejor de lo que eran, cuando hay más medios. Y lo mismo ocurre con todo lo demás.
Hay quien piensa que los pueblos rurales, sin capeas y encierros, desaparecerían.
¿Pero es que la despoblación se puede arreglar con unas fiestas que a unos interesa y a otros no?
El año tiene 365 días o 366 si es bisiesto. ¿Puede una fiesta de verano arreglar el problema de la despoblación? ¿O es que alguien quiere hacer negocio con la despoblación? Aquí no hay contaminación.
La tierra nos da de comer, mientras no haya una mina cerca que nos traiga un cementerio nuclear con el pretexto de siempre, puestos de trabajo que no va a haber.
No solo se apropiarán de lo nuestro, se apropiarán de nosotros. Esos no son inmigrantes. que nosotros los hacemos "Señores" , regalándoles lo nuestro porque somos muy patriotas, hasta que nos demos cuenta de que somos gilipollas, como nos estamos dando cuenta que donde nos dijeron que plantaban otros árboles, para que les dejáramos cortar los que había, ya solo va a haber cemento.
Cuando seamos esclavos, no habrá ni una fiesta al año. Pero quizá Los Reyes Magos, si no han desaparecido, traigan un poco más de verdad. Que con los Reyes Magos, pasa igual que con los toros y con la política, que en lugar de ir ganando la verdad, el negocio lo mantiene todo en la oscuridad de tiempos pasados, que poco tienen que ver con la magia que la sociedad actual y futura espera.
Las fiestas son descanso y alegría. ¿De verdad? En la práctica no. ¿Por qué? Por que hay mucho ruido y colocón, causados por el negocio. ¿Y por qué se permite? Porque mejor que piensen otros, y otros piensan en hacer negocio.
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