Este país está drogado.
No le queda ni diez años,
que nos echen los que mandan.
Extraños están mandando.
Y no cae la titulitis,
que nos sigue haciendo daño.
Ya no hay cuentos de princesas.
Nos dan las reinas teatro.
Entre gritos y comedias,
Las pantallas atontando.
Nos llaman masa social.
Y le seguimos votando.
Si seguimos en la higuera,
vamos a ser refugiados.
Sin refugio y sin cobijo,
y por ellos olvidados.
El tiempo se me ha parado.
aunque siga envejeciendo.
Tantos años de trabajos.
Qué liviano el desapego.
Qué placer estar cumpliendo,
los designios del destino.
El que decide los pasos
cuando hay pasos perdidos.
Cuando te partan el alma,
apela siempre al espíritu.
que la fuerza recompone,
más allá de lo que está escrito.
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