sábado, 24 de septiembre de 2011

MÁSTER DE POBREZA

Yo y mis circunstancias convivimos con la pobreza, por obligación, por devoción y por destino. Así yo me acostumbré a vivir en la linde, para ver una y otra forma, y ninguna me gustó. Me uní a mis circunstancias porque ellas me obligaron, y decidimos hacer un máster de pobreza,viendo que en la opulencia no se puede ser feliz, mientras que una parte de la humanidad pasa hambre. Hambre de nutrientes, hambre de hambres. Porque hambres pasamos todos, también los que más tienen. Es por eso que yo intento demostrarme, lo poco que hace falta para vivir, y la satisfacción que se siente al comprovarlo.
Volviendo la vista atrás, a la infancia de los fríos , los calores, a la vida en la tierra que nos nutre, de la que se sacaba el sustento y se sobrevivía a duras penas en una posguerra larga que se ganó para los tiranos y los demás perdimos todos.
Entonces esprimíamos la tierra al máximo, ahora está en rielva, en espera, al nuevo orden mundial.
Allí aprendimos a ser pobres y lo que no aceptamos entonces, lo aceptamos ahora. Y eso es bueno para que no nos pueda el alzheimer, esa enfermedad que tanto hace sufrir, y a los tiranos gozar del negocio del dolor.
Los tiranos, siempre los tiranos, que es difícil distanciarlos, porque van muy disfrazados. Y la gente entretenida, cuando no quiere pensar, que de las mentes dormidas hacen caja los demás.
Al despertar la conciencia, el dolor de la verdad, de vivir en el error de no querer despertar.

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