Tiembla la conciencia cuando sabe
que no puede lo que pudo, sin saber.
Y no supo, ni pudo ante el horror,
poner remedio a tanto mal.
Aquella época absurda que vivimos,
creyendo sin saber por qué
en aquel sistema de engaño,
esperando sin saber qué, ni a quien.
Terribles injusticias asediaron
a aquellos que soñaron con la paz,
en aquella que crecimos confiando
que la guerra había quedado atrás.
Y no fue así, lo que así nos enseñaron.
Que no hay día sin error,
ni reunión sin bostezo,
ni noche sin amor.
¿Hemos venido a vivir?
¿O hemos venido a aprender?
¿No es lo mismo una cosa que otra?
Los sueños van por donde quieren.
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