jueves, 11 de octubre de 2018

CABRA Y CABRERO A GOLPE DE UÑA

En una página 370 del Quijote, dice Cervantes, en un golpe de uña, en boca de un cura-, que yo ya sé de apariencia que los montes crían letrados y las cabañas de los pastores encierran filósofos.
Y a esto y a lo que replicó el cabrero, responde Don Quijote:
Por no sé qué de sombra de aventura de caballería, yo, por mi parte, os oiré hermano de muy buena gana, y así lo harán todos estos señores, por lo mucho que tienen de discretos y de ser amigos de curiosas novedades que suspendan, alegren y entretengan los sentidos, como sin duda, pienso que lo ha de hacer vuestro cuento.
Comenzad, pues, amigo, que todos escuchamos.
-Saco la mía dijo Sancho-, que yo a aquel arroyo me voy con esta empanada, donde pienso hartarme por tres días; porque he oído decir a mi señor don Quijote que el escudero de caballero ha de comer hasta no poder más, a causa que se les suele ofrecer entrar acaso por una selva tan intrincada, que no aciertan a salir della en seis días, y, si el hombre no va harto o bien proveídas las alforjas, allí se podrá quedar, como muchas veces se queda, hecho carne momia.
Dijo Don Quijote-. Vete adonde quieras y come lo que pudieres, que yo ya estoy satisfecho, y solo me falta dar al alma su refacción, como se la daré escuchando el cuento deste buen hombre.
-Así las daremos todos a las nuestras- dijo el canónigo. Y luego rogó al cabrero que diese principio a lo que prometido había.
El cabrero dio dos palmadas sobre el lomo a la cabra, que por los cuernos tenía, diciéndole:
-Recuéstate junto a mí, Manchada, que tiempo nos queda para volver a nuestro apero.
Parece que lo entendió la cabra, porque, en sentándose su dueño, se tendió junto a él con mucho sosiego, y, mirándole al rostro, daba a entender que estaba atenta a lo que el cabrero iba diciendo. El cual comenzó su historia desta manera.
El cuento es largo, por lo que yo no lo escribo.
Al fin nadie aprende por cabeza ajena. Y los jóvenes no creen en la sabiduría de los viejos, y menos si estos no son académicos. Y los viejos cuando han sido jóvenes, han hecho lo mismo.
El Quijote sigue siendo el libro que todos debemos leer despacito, y ser autores del cambio de aquellos tiempos a estos, o sea, interpretar ahora los cuentos que dicen lo mismo.

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