jueves, 10 de marzo de 2022

ESPÍRITUS QUE AMAN

El campo de los espíritus que me tiene atrapada. No sé hasta cuando será, o si ésta es mi última morada. Quiero creer que no, y que podré beber otras aguas, aunque me siento bien porque ellos me acompañan. Sentir su protección, es la salud del alma. Me muestran lo que antes no ví. Desean de nosotros la bondad y poder ascender a otras moradas cuando perciban de nosotros esperanza. Son aguas calmadas, que en los devaneos de nuestra ignorancia, igual que fue suya, aprender es la gracia que en esa otra orilla amores nos mandan. Desde su habitar la energía sagrada. La chispa que tarde o temprano despierta la templanza. ¡Ai Europa, Europa! ¿Como vas a defenderte cuando se caigan los muros que levantó la estupidez? Al arbol que te proteje, cuando le corten las ramas, te quedará sin sombra, como se ha quedado África. Y España la más tardía, la que hace lo que mandan, creyéndote la señora, te has convertido en esclava. En la paz del campo, tristezas se espantan, por nuestros hermanos que no tienen nada que no sea tormento por armas que matan sin ningún motivo, dolor y desgracia. Contrayendo deudas por vidas sagradas. Que duele la impotencia de no saber hacer nada por los que sufren sus cuerpos negocios de armas. Y descendiendo abrí los ojos. Puertas cerradas y pozos sin fondo. Pero la fe y confianza que perdí poco a poco, de una voz y una imagen la luz volvió clara. La gracia de sus ojos, que muertos no son, se fueron. Cumplida la estancia dejaron su cuerpo y el duelo. Y no piden más que luz y confianza. Por donde voy orando los siento. Qué fácil es sentirlos rogando y agradeciendo en calma.

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