Me duele ¡oh Dios! maldad ajena,
que la propia si está yo no la veo.
Te pido me libres de malas artes
que oprimen por haberes de afligidos.
En torno a mi casa yo las veo,
las mismas que he sufrido dentro,
que juntas atolondran el talento.
Para estafadores y estafados un tormento.
La presión social ya no me puede.
confío en la divinidad que me protege.
La verdad que busco es un puente,
que el amor a construido en mi defensa,
ahuyentando miedos de otro tiempo.
Diluyendo ridículos y vergüenzas porosos,
por donde la maldad se cuela
si el amor se ausenta.
Dolor y pena de miserias,
que el egoísmo ha creado abaricia.
El temor por las vergüenzas amalicia,
convirtiendo el sueño en pesadilla.
La maldad ajena ha corrompido,
que la paz o es, o no es.
Que no se puede bailar fingiendo,
ni sentir paz en la guerra.
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