Hay en mi huerto lagartos,
liebres, algún tejo y otros.
Pasan cuervos y milanos
y la línea de teléfonos.
Más de un cuarto de siglo trabajando
para limpiar su maleza,
por unas pocas de moras,
y poder contemplar su belleza.
Manteniendo caza y pájaros
y algunos reptiles que quedan,
que sobran cazadores
y faltan brazos que trabajen la tierra.
Por tanto trabajo,
cansancio y espera.
A los brazos cansados
ya poco les queda.
La tierra en baldío,
que nadie la siembra,
silencio y hastío.
Se acaban las fuerzas.
El canto de las aves
que parlan entre ellas
¿Qué dirán en sus charlas
cuando se acuestan?
Unos que dicen,
otros le contestan.
Oímos ignorantes
lo que parlamentan.
Haciendo el camino
al oír como parlamentan.
Seguro que se dicen
donde se alimentan.
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