¡Ay! sociedad que mantienes
sin remedio en exclusión,
a los que velan por ti,
y en la sombra te defienden,
como aquellos que te odian
para no seguir tus leyes.
Y vas queriendo alcanzar
la cumbre de los mortales,
que no te dejan pensar
para poder manejarte.
Mientras sujetas su trono.
Mientras sueñas alcanzarle.
Imitando sus troníos,
pierdes la esencia y el arte,
exprimiendo o exprimido,
vas faltando a la verdad
del destino que te invade.
Por mucho que lo sacudas,
has de aprender la lección
de los excluidos antes.
Y has de ser mujer, la clave,
que tienes en tu despertar
los poderes que no sabes
manejar sin engañar.
La que ves antes que nadie,
que no hace falta castillos.
Que lo que hace falta es aire.
El aire es el movimiento
que da vida a cuanto nace,
y se renueva al mismo tiempo.
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