Lucero se fue con la noche.
Como todos los luceros.
En la terraza que fue acogido,
murió en el suelo.
En el felpudo me dejó su cuerpo,
liviano por los sufrimientos.
Que en la lucha por la vida,
la vida dejó en los esfuerzos.
Gato bravo de la calle.
Desconfiado, y en sus hambres esquivo.
Arrastrando su dolor por los tejados.
La fuerza del ser agradecido.
El pensamiento voló una vez más,
al encontrar su cuerpo rígido.
El pensamiento voló una vez más,
al encontrar su cuerpo rígido.
Ese ser sediento en su astío.
Superando alturas llegó.
Borrando espacio y tiempo.
Las guerras del dolor.
Ningún ser humano,
haría tal esfuerzo,
por ir al refugio
estando muriendo.
En la jaula de Luna,
su casita de invierno.
Y cuando ya es primavera,
le hago el entierro.
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