Este pequeño párrafo de la Caverna, de José Saramago, sacado a golpe de uña, no necesita comentario.
Unos solo necesitarán leerlo una vez, otros dos, y otros más, pero a nadie le será indiferente.
Este texto lo copio iteralmente con los signos y mayúsculas como viene en el libro, no lo he buscado. Ha salido al azar como todos los de a golpe de uña.
Que te pasa, preguntó Marta, súbitamente paralizada, Nada importante, solo unos pequeños contratiempos, Cuestiones de trabajo, No, Entonces, qué, Es tan poco el tiempo que ya tenemos para estar juntos, y para colmo vienen a meterse en nuestra vida, No vivimos en una redoma, He pasado por casa de mis padres, Algún accidente, alguna complicación. Marcial movió la cabeza negativamente y prosiguió, Empezaron mostrándose muy interesados en saber si tengo noticias de cuando voy a ser ascendido a guarda residente, y yo respondí que no, que ni siquiera hay razones seguras para afirmar que eso vaya a ocurrir, Es casi seguro, Sí, casi seguro, pero hasta no tener el pájaro en la mano, Está volando, y luego, unos cuantos rodeos, y yo sin saber a donde querían llegar, hasta que finalmente me anunciaron su gran idea, Y cual es esa gran idea, Están pensando nada más y nada menos en vender la casa y venirse a vivir con nosotros, Con nosotros, donde, En el Centro, Estoy oyendo bien, tus padres se quieren ir a vivir al Centro con nosotros, Eso mismo, Y tú qué les dijiste, Empecé haciéndoles notar que todavía era pronto para pensar en eso, pero me respondieron que vender una casa tampoco es cosa que se haga de hoy para mañana, que no iba a ser después de que estemos instalados, tú y yo, cuando se pusieran a buscar comprador, y tú qué les dijiste, Pensando que liquidaba el asunto, les dijiste, Pensando que liquidaba el asunto, les dije que teníamos intención de llevarnos a tu padre cuando nos mudásemos, para que no se quedara aquí solo, sobre todo ahora que la alfarería está pasando un momento de crisis, Le comentaste eso, Sí, pero no atendieron a razones, poco faltó para que se pusieran a dar voces, llorando, habló mi madre, claro, mi padre no es de sentimentalismos, lo que hizo fue protestar y echar pestes, qué clase de hijo soy yo que pongo las conveniencias de personas que no son de mi sangre por encima de las necesidades de mis propios progenitores, dijeron eso mismo, progenitores, no sé de dónde sacaron la palabra, que nunca podrían imaginar que algún día oirían de mi boca que reniego de aquellos a quienes debo la vida, aquellos que me criaron y educaron, que es bien cierto que casamiento alejamiento, pero que desprecios no estaban dispuesto a admitir, y que desde luego no me molestase, que por ahora todavía no necesitaban andar por las calles pidiendo limosna, pero que no me olvidase de que el remordimiento siempre acaba llegando, que si no viene durante la vida, vendrá después de la muerte, y ése es todavía peor y que ojalá no tenga yo hijos que me castiguen por la inhumanidad con que he tratado hoy a mis padres, Fue la frase final.
bendito sea San Saramago...
ResponderEliminarContratiempos... siempre estarán ahí. Habrá que aprender a vivir con ellos
ResponderEliminarContratiempos que muchas veces son enseñanzas.Gracias por el texto
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