Vuelvo a recordar caminos andados, que no parecen los mismos, y es que no lo son porque en la vida todo es cambio.
Somos como los árboles viejos, cansados de dar, cansados de amar, cansados de ser formas que cambian nuestro ser. Cansados de saber, cansados de ignorar, cansados nada más.
Viendo cometer errores, que no podemos evitar, porque otros no evitaron y otros no evitarán.
Aquel tiempo de esperanza con su sueño personal. Aquel libro blanco ¡qué avanzado está!
El grosor es infinito, para intuir el final, que no sabemos cuando ni como será.
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