El cateto baja la ventanilla para reírse.
Cree que puede ofenderme.
Tal vez quiere vengarse del muerto.
Y ni sabe que no puede.
Su conciencia y su venganza,
vengarán su hipocresía.
Que nadie queda a deber,
el dolor de sus mentiras.
En una tela de araña.
Clanes de la hipocresía.
No os cubren los disfraces,
las estafas de la vida.
Para poder ofender,
no hay que deberle a la vida.
Que se ofende el ignorante,
pero no ofende quien tima.
Andando caminos, caminos afuera,
veo huir de realidades,
mujeres presas en las mismas redes,
a llorar sus penas.
Vete con tus risas a pedir perdón,
por lo que te aflige.
Que te ve en el camino,
aquel que rendido humilló.
Y era su camino,
camino y sudor,
el que tú recorres.
No ofendas dolor.
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