lunes, 28 de noviembre de 2016

¡Y YO QUÉ SOY?

A veces se habla de la felicidad de la ignorancia.
Pues vamos a ignorar que el mundo es una mierda.Y vamos a creer que nos tratan bien los que tenemos al cargo. Que todo va bien, y que podemos encontrar el sentido del humor en el fondo de nuestra conciencia.
LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA, nos venden transgénicos, que alteran nuestra alimentación, pero el hambre aumenta. Aumenta la obesidad, la violencia. le regalamos talentos, arte y ciencia, porque aquí sobra.
¿Podemos reírnos de todo esto? ¿Podemos reírnos de sus consecuencias?
Allí marcan tendencias, y aquí copiamos, como si se tratara de peinar, vestir o calzar.
Podemos reír por no llorar. Podemos reír porque nos duelen las manos de frío cuando intentamos paliar la pobreza energética, pero esos dolores no dan risa. Ningún dolor da risa, y menos el de saber que nos podemos sentir seres privilegiados porque hay niños, enfermos, y toda clase de desvalidos que están pasando penurias y tragedias mucho más dolorosas, y ni siquiera somos capaces de saber qué hacer para ayudarles.
Ningún ser de la Tierra, es tan miserable como el más inteligente, como es esta raza, casta o especie, o lo que sea a la que pertenecemos.
Unos más fieras por activa, y otros ignorantes por pasiva.
Los pobres somos más, y dejamos que venzan los ricos.
Deberíamos estar en dos bloques. La mitad de la Tierra para unos pocos, y la otra para los demás, sin más herramientas que las que se necesitan para trabajar.
¿Qué tonterías estoy diciendo? Nos daríamos con ellas, y nos pelearíamos por las lindes.
Si en lugar de haber tantos pecados, solo hubiera uno que consistiera en no comer hasta que hubiera comida para todos, y no dormir hasta que todos los demás tengan acomodo, los demás no serían pecado.
¿Estas tonterías que estoy diciendo son la felicidad de la ignorancia?
Puestos a decir tonterías, se dice que detrás de cada gran hombre siempre hay una gran mujer. También se le ha añadido, (que sabe que es imbécil).
¿Detrás de un maltratador hay una maltratadora? ¿Detrás de un machista no hay una machista?
Cada vez me voy liando más, como la violencia de género, que digo yo en mi ignorancia, el sexo era pecao, pecao, pecao. Pero para eso se inventó la confesión, que al parecer no ha servido más que para que sea más pecao, y con los años se descubrió que era salud. Y entre tanto pecao y tanta salud, los negocios lo absorben todo. Y entran en juego los delitos, las leyes, que son otro negocio. Y mientras los negocios sean lo primero, no hay felicidad ni en la ignorancia, ni en la sabiduría. Porque si decimos que todo está bien en la casa de mi padre, ignoramos que todo está mal en la casa de mi madre.
¡¡¡Qué lío, qué lío, qué lío!!!
Por algo digo yo que soy feliz con un lápiz y un papel. Como los tontos. ¿Y yo qué soy?

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