Sentí un pinchazo de soledad.
Pensé sacar el aguijón de algún modo.
Me senté a meditar cómo.
Me trasladé a la orilla de un arroyo.
Bajaba el agua fresquita.
Uní mi soledad a la del agua,
que traía la soledad de la montaña.
y con estas tres soledades,
construí un abrazo inmenso.
Bello, hermoso y saludable.
Y vi ese todo en la nada.
Y fue mi soledad mi amada,
mi refugio y fortaleza.
El todo que está en mi alma.
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