Hasta los perros adiestrados, son mercancía.
Somos mercancía, y no queremos enterarnos.
Sus medios nos desinforman.
Sus sanitarios nos enferman.
Sus servicios nos desasisten.
Nos tapan la boca.
Nos amordazan.
A los negocios le llaman crisis.
Tenemos que agradecerle que,
nos quiten todo, y nos den trabajo.
Como no saben ser felices,
no van a dejar que lo seamos.
En este mundo no van a estar más de un siglo,
en su actual existencia.
Su cristianismo es más falso que ellos.
Y como eso ya lo sabemos.
¿Por qué no somos auténticos?
¿Es que valen más sus pensamientos que los nuestros?
¿Por qué tenemos que comprar su pase al cielo?
Si el cielo es libre y abierto.
¿Quienes son? Quienes no, son.
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